El Evangelio de Mateo

El versículo 9 del capítulo IX del Evangelio de Mateo dice lo siguiente:


“Y cuando Jesús pasó por allí vio a un hombre, llamado Mateo, sentado en el banco de los impuestos públicos: y entonces le dijo: ‘Sígueme’. Y él se levantó y lo siguió”. (Mateo: 9-9). Fijémonos en este punto: Si Mateo escribió estas palabras, ¿por qué utilizó el nombre de Mateo en la tercera persona en vez de hablar como él mismo? [Si el autor de este evangelio hubiese sido Mateo, habría dicho: “Cuando estaba sentado en el banco de los impuestos públicos, pasó Îsâ, ‘alaihis salâm. Cuando me vio me dijo que le siguiera, así que me levanté y fui tras él”].

En el Evangelio de Mateo cada una de las citas de lo dicho por Îsâ, ‘alaihis salâm, es tan larga, que es imposible narrarlas de una sola vez. De hecho, el consejo e instrucciones que Mateo dio a los apóstoles en el capítulo X, sus palabras continuadas en los capítulos V, VI y VII, sus reproches a los persas en el capítulo XXIII, y sus ejemplos inacabables en el VIII, son lo suficientemente extensos como para no transmitirlos en una sola alocución. Prueba de ello es que estos discursos y estas amonestaciones están divididos en los demás Evangelios. Esto significa que el autor de este evangelio no es Mateo, el funcionario de impuestos, el compañero leal de Îsâ, ‘alaihis salâm. … =>

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Capítulo : El Evangelio de Mateo
Página : 60
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